En el
estudio se hizo el silencio, cámara y acción. Los focos iluminaban a una frágil
Marilyn desnuda nadando en la piscina. Los reflejos del agua turquesa se
reflejaban en sus ojos y su pelo mojado enmarcaba su rostro delgado, La perdida
de peso no había dejado rastro en su piel, al contrario ahora lucia suave y
tersa. Nunca había estado tan estilizada, ahora podía competir con Audrey o Grace
en elegancia.
Nadie veía en ella la voluptuosa mujer come hombres, basta y
sexual. Ahora se envuelve en ceñidos vestidos que marcan su cintura, su vientre
liso, su pecho turgente, viste trajes de chaqueta con sombreros y altos tacones.
La
escena se acaba. Corten.
Esta
perfecta, se comporta en el plato profesional, ha dejado atrás sus caprichos de
niña consentida, sus retrasos de horas, sus olvidos de guión, Ya no escriben
sus frases en notas repartidas por el escenario, los cajones, las puertas, por
que no conseguía memorizar nada.
Le
deslizan un albornoz para que se cubra pero a ella no le importa mostrar su magnética desnudez. La luz es su compañera
desde siempre, la ha realzado cuando con
veinte años empezaba a balbucear lineas en grandes películas.
Era su aliada
cuando embarazada caminaba por una estación de tren entre el humo mientras la
crítica la machacaba por su sobrepeso.
Y la mimo cuando hizo el personaje de su
vida en un oeste duro entre un Clark Gable hombre hombre y un Montgomery Clift
roto y frágil, como ella.
Que injusto no haber recibido un Oscar por ese papel.
Un Oscar que le habría dado las alas que necesitaba para salir de los papeles
de rubia tonta y haber podido demostrar lo grande que era ese pequeño cuerpo.
Los
focos se apagaron para siempre, nunca mas la volverían a iluminar, jamas ya brillarían
en esa mirada………
Solo
una persona allí presente la vio poco antes de su muerte. La persona que le dio
la dosis letal, la que sabe porque se la dio, la que sabe si era letal y si es
así porque lo hizo.........